Cartas de la
nostalgia III
Santiago de Cuba, 6 de Febrero de 1898
Mi queridísima Prisca:
Felicidades, hoy cumples los dieciséis años
mas bonitos que ha parido madre.
Me he levantado al toque de " diana,
" feliz y contento con la imagen de tu cara reflejada frente a mis ojos, recreándome
en el espejismo, de tu cuerpo, saboreando en el recuerdo esta fecha.
Te amo Prisca, por encima de la distancia
que supone la frontera cruel e insalvable de todo un océano.
Por encima, incluso, de las dificultades
que entraña una separación tan larga, que suele erosionar y enfriar las
ilusiones de los amantes si su amor no esta tan enraizado como el nuestro, en
el corazón de los enamorados, desde el primer día que se besaron.
Desgraciadamente, no podremos festejarlo,
al no estar juntos para celebrarlo.
Por eso, necesito fabricarte en mi cerebro
y hacer realidad mi desvario, en el tacto de mis dedos, cuando acarician tu
piel y les transmites el calor que fluye por tus venas, buceando, en el frescor
de tu boca , mitigando el tormento, de las estrías de mis labios, abiertos por
un sol inplacable,un sol que agrieta la piel, y la cubre de costras duras como
escamas.
Eres, cariño, mi bálsamo mental,
imprescindible para superar esta soledad brutal, en medio de un ambiente hostil
y peligroso, que atrapa entre sus redes a los débiles e indecisos, arrastrándote
inmisericorde, hasta el fondo de un túnel oscuro y sin salida, del que muchos
solo encuentran la respuesta, terminando en la celda de un manicomio o suicidándose
en la garita de guardia.
Por eso, amor, tus cartas son vitales para
mantener firme mi moral. Eres la musa a la que canto, gritando al especio para
que mis versos de amor lleguen a tus oídos, cabalgando a lomos de las nubes que
arrastra el viento fuerte y tropical, que nace en las entrañas de la Sierra
Maestra.
A través de mi correo etéreo, te envió mis
besos para que se posen como palomas blancas en tus labios de carne y
terciopelo.
Cumples, Prisca, dieciséis años. Tres
llevamos juntos. ¿ Te acuerdas de mi primer beso ?
Te lo robe un veinticuatro de diciembre después
de la misa del gallo, en la esquina de la Iglesia, que da a la calle de San
Gregorio, aprovechándome como un cazador furtivo, de las sombras de la noche y
el desconcierto de mi presa.
Fue la caricia ruda de un inexperto, que
contenia,todo el impulso de una pasión embridada, de un amor que me quemaba los
pulmones. Lo recibiste con un gesto mohíno, dentro de tu papel de mujer
avergonzada, aunque en el fondo tenias el mismo deseo que yo, unas inmensas
ganas de besarme, que tu educación cristiana reprimía.
Cambiaria un año de vida por pasar este día
entero contigo.
¿ Sabes lo que haríamos ?
Te recogería temprano en la puerta de tu
casa ( todavía no tengo la bendición de tu padre para entrar en ella ) y
cogidos de las manos, calle del Calvario, abajo, iríamos a pasear por la plaza
de la Iglesia mezclándonos en los corrillos de parejas. Apretándote por la
cintura, te declararía mil veces que te quiero. Y te regalaría una guirnalda de
rosas frescas para el pelo.
Por la tarde, te llevaría en volandas,
atravesando el pinar, hasta el merendero del puente Viejo.
Se me hace la boca agua, recordando las
hogazas de pan calentitos preñadas de chorizos a la brasa.
Mas tarde esperaríamos a que la noche
arrinconase la luz del día, y sin testigos, sentados en el pretil de piedra,
escuchando al rio , te besaría.
Prisca, tengo tu amor anidando en lo mas
profundo de mi alma. Y solo el plomo de una bala, o el frio machete de "
un mambi " serán capaces de apartarme de ti.
Besos y abrazos para todos. Tuyo como
siempre
Constantino
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