Carta del
miedo
Santiago de Cuba 30 de Mayo
Querida Prisca:
Una buena noticia, que seguro conocerás al recibo de ésta:
!! Ya está aquí la escuadra ¡¡
El Almirante Cervera y sus barcos, han logrado burlar el bloqueo de los
americanos, que armados hasta los dientes, los esperaban en la ensenada de La
Habana.
Entraron la madrugada del 19 de Mayo, primero el acorazado María Teresa que
es el buque insignia al mando del Capitán de navío Concas. Después, a su
estela, los Cruceros Vizcaya, Colon y Oquendo. Y dos destructores el Furor y el
Plutón. A ti querida Prisca, tanto nombre y tanto barco, te sonará a "
chino ", pero a nosotros, nos supo a gloria. Lloramos, gritamos, nos abrazamos,
sin protocolos, soldados y oficiales.
Nuestro coronel, lanzaba su sombrero al aire gritando: ! Estamos salvados ¡
! viva la Marina española ¡ ! Soldados ahora vamos " a joder a los yanquis
".
Y nosotros, histéricos, ebrios de orgullo patrio, coreábamos como locos sus
estribillos.
Pero después de veinte días, las cosas han cambiado.
La euforia del primer momento, se ha transformado en un profundo pesimismo.
Los barcos están a salvo. Bien resguardados en el fondo de la bahía de
Santiago.
Pero esta situación, idónea para no ser atacados, se ha trasformado en una
ratonera. Fuera, en mar abierto, están al " pairo ", dieciocho barcos
americanos, desplegados en dos líneas. Por la noche, nos alumbran con potentes
reflectores, para desmoralizarnos. No se atreven a acercarse por miedo a las
baterías de La Socapa y el Morro. Pero saben que el tiempo juega a su favor.
Y en la población empieza a cundir el desánimo. Escasean algunos alimentos.
Se están racionando ya la harina y el aceite. De la Trocha empiezan a llegar
soldados heridos de las emboscadas que nos preparan día a día los cubanos
rebeldes. Hace un calor tan insoportable que pudre hasta la fruta, único
alimento que abunda y corrompe las heridas, llenándolas de gangrena y gusanos.
Tenemos barrios enteros en cuarentena por epidemia de viruela.
Los americanos no han atacado todavía y ya se alzan voces pidiendo un
armisticio. Otros solicitan, que se firme la paz con los " mambises".
La junta directiva de la Cámara de Comercio, reunida en asamblea ha elevado una
petición al General Linares, conminándole a llegar a un acuerdo con el General
Shafter, jefe del ejercito de invasión " yanqui " para que ceda a sus
pretensiones y retire sus tropas, regresando a su base de Tampa.
Lo veo difícil. Pero el derrotismo aumenta, como una bola de nieve.
La desmoralización cala hondo, aunque lo nieguen, alterando la vida
cotidiana. Ayer se manifestaron los mutilados de guerra, pidiendo ser
repatriados a través de La Habana. Por la tarde, fueron las viudas de oficiales
y jefes, que llevan, asómbrate, seis meses sin cobrar la pensión. Un verdadero
desastre de administración.
A ello, únele que las noticias que nos llegan de España, a través del boca
a boca para esquivar la censura, hablan de que el Rey y su Gobierno no saben
que coño hacer con Cuba, porque esta guerra es una sangría, que no piensan
enviar más tropas, ni aprovisionamientos, y que Sagasta apuesta por
abandonarnos a nuestra propia suerte. Te puedes imaginar el desconcierto que
existe a todos los niveles. A mi no me llega la camisa al cuerpo.
No quiero ser derrotista, mi amor, pero si esto es el principio del fin, y
la única salida es que los españoles abandonemos la Isla, que se la queden,
toda para ellos, yo solo pido que sea cuanto antes. Que tengo necesidad de
verte. De sentir tus brazos colgados de mi cuello y tus labios quemándose en
los míos.
Esta guerra es un desastre que llevará a España a la ruina, y yo aquí mi
amor no pinto nada, si Cuba es para los Cubanos que nos repatrien y se dejen de
leches. Quiero volver a mi casa, abrazar a mis padres y a los tuyos, olvidarme
de esta pesadilla en la que nos han metido unos cabrones sin alma que manejan
la política a su antojo desde la mesa de un despacho, mientras a unos
españolitos desheredados, mierda humana, los mambises nos zurran la badana.
Te quiero amor y me agarro a tu amor para no volverme loco. Necesito verte,
acariciar tu cara, sentir los latidos de tu pelo, jugar al escondite con mis
dedos, porque amor, no voy a parar de quererte hasta que me estalle el corazón
de puro viejo, peinándome las canas con tus manos y enfriando mi frente con tus
besos.
Si es que Dios, me da suerte para verlo.
Reza para que así sea amor mío.
Un abrazo para los míos. Besos de este soldado que te quiere con delirio
Siempre tuyo
Constantino