lunes, 28 de julio de 2008

Carta del miedo


Carta del miedo

Santiago de Cuba 30 de Mayo


Querida Prisca:

Una buena noticia, que seguro conocerás al recibo de ésta:

!! Ya está aquí la escuadra ¡¡
El Almirante Cervera y sus barcos, han logrado burlar el bloqueo de los americanos, que armados hasta los dientes, los esperaban en la ensenada de La Habana.
Entraron la madrugada del 19 de Mayo, primero el acorazado María Teresa que es el buque insignia al mando del Capitán de navío Concas. Después, a su estela, los Cruceros Vizcaya, Colon y Oquendo. Y dos destructores el Furor y el Plutón. A ti querida Prisca, tanto nombre y tanto barco, te sonará a " chino ", pero a nosotros, nos supo a gloria. Lloramos, gritamos, nos abrazamos, sin protocolos, soldados y oficiales.
Nuestro coronel, lanzaba su sombrero al aire gritando: ! Estamos salvados ¡ ! viva la Marina española ¡ ! Soldados ahora vamos " a joder a los yanquis ".
Y nosotros, histéricos, ebrios de orgullo patrio, coreábamos como locos sus estribillos.
Pero después de veinte días, las cosas han cambiado.
La euforia del primer momento, se ha transformado en un profundo pesimismo.
Los barcos están a salvo. Bien resguardados en el fondo de la bahía de Santiago.
Pero esta situación, idónea para no ser atacados, se ha trasformado en una ratonera. Fuera, en mar abierto, están al " pairo ", dieciocho barcos americanos, desplegados en dos líneas. Por la noche, nos alumbran con potentes reflectores, para desmoralizarnos. No se atreven a acercarse por miedo a las baterías de La Socapa y el Morro. Pero saben que el tiempo juega a su favor.
Y en la población empieza a cundir el desánimo. Escasean algunos alimentos. Se están racionando ya la harina y el aceite. De la Trocha empiezan a llegar soldados heridos de las emboscadas que nos preparan día a día los cubanos rebeldes. Hace un calor tan insoportable que pudre hasta la fruta, único alimento que abunda y corrompe las heridas, llenándolas de gangrena y gusanos. Tenemos barrios enteros en cuarentena por epidemia de viruela.
Los americanos no han atacado todavía y ya se alzan voces pidiendo un armisticio. Otros solicitan, que se firme la paz con los " mambises". La junta directiva de la Cámara de Comercio, reunida en asamblea ha elevado una petición al General Linares, conminándole a llegar a un acuerdo con el General Shafter, jefe del ejercito de invasión " yanqui " para que ceda a sus pretensiones y retire sus tropas, regresando a su base de Tampa.
Lo veo difícil. Pero el derrotismo aumenta, como una bola de nieve.
La desmoralización cala hondo, aunque lo nieguen, alterando la vida cotidiana. Ayer se manifestaron los mutilados de guerra, pidiendo ser repatriados a través de La Habana. Por la tarde, fueron las viudas de oficiales y jefes, que llevan, asómbrate, seis meses sin cobrar la pensión. Un verdadero desastre de administración.
A ello, únele que las noticias que nos llegan de España, a través del boca a boca para esquivar la censura, hablan de que el Rey y su Gobierno no saben que coño hacer con Cuba, porque esta guerra es una sangría, que no piensan enviar más tropas, ni aprovisionamientos, y que Sagasta apuesta por abandonarnos a nuestra propia suerte. Te puedes imaginar el desconcierto que existe a todos los niveles. A mi no me llega la camisa al cuerpo.
No quiero ser derrotista, mi amor, pero si esto es el principio del fin, y la única salida es que los españoles abandonemos la Isla, que se la queden, toda para ellos, yo solo pido que sea cuanto antes. Que tengo necesidad de verte. De sentir tus brazos colgados de mi cuello y tus labios quemándose en los míos.
Esta guerra es un desastre que llevará a España a la ruina, y yo aquí mi amor no pinto nada, si Cuba es para los Cubanos que nos repatrien y se dejen de leches. Quiero volver a mi casa, abrazar a mis padres y a los tuyos, olvidarme de esta pesadilla en la que nos han metido unos cabrones sin alma que manejan la política a su antojo desde la mesa de un despacho, mientras a unos españolitos desheredados, mierda humana, los mambises nos zurran la badana.
Te quiero amor y me agarro a tu amor para no volverme loco. Necesito verte, acariciar tu cara, sentir los latidos de tu pelo, jugar al escondite con mis dedos, porque amor, no voy a parar de quererte hasta que me estalle el corazón de puro viejo, peinándome las canas con tus manos y enfriando mi frente con tus besos.
Si es que Dios, me da suerte para verlo.
Reza para que así sea amor mío.
Un abrazo para los míos. Besos de este soldado que te quiere con delirio

Siempre tuyo



Constantino

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