Llueve
intermitente sobre la tarde mojada,
en esta estación
transida de recuerdos
acaso vacía por
el cierzo.
Atrás quedaron, enfriados deseos
De aquellos
años
que escalamos juntos por la luz,
sin descubrir siquiera una mentira.
Pero hoy, compruebo como
La inexorable
dentellada del destino
obligan a tus
labios
cuarteados de
sombras y de hastío
ha viajar al huir de tu pasado.
Y de pronto,
la angustia vital de sentirme solo.
Acaso fue ilusión fugaz la de soñar,
con trenes que habitan en la niebla y
surgen de oxidados túneles vacíos
arrastrando al vagón de ver
como regresas.
Efímera ilusión supongo, que se desvanece
igual
que el humo que riela en las tinieblas, y
se hace calima al rebufo
del ultimo expreso que recorre el anden
con puntualidad perfecta,
de esta estación siquiera
señalada en los mapas.
Ahora pienso, que carece de
sentido que te invite una vez mas,
A congelar el
tiempo
observando mi antigua colección
de mariposas.
Al filo de tu adiós, también se
han ido.
Emprendieron libres, un vuelo
veloz sin alfileres
por un cielo emplomado sin
matices,
que se abre en canal tras la frágil frontera
del futuro.
Creo que es tiempo llegado ya,
al borde final de esta tarde humedecida,
de recorrer buscando en este
anden,
la primera puerta de salida.
A la vez que persigo perturbado,
Aquel fantasma
embriagador
De tu perfume de Chanel numero
cinco,
sin esperar siquiera al ultimo
tren, que ahora
anuncian por megafonía, regresa
en un divagar
de amores absolutos, vacío de la nada.
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